Todo debe morir en algún momento, incluso los dioses. Sobre esto pensaba yo, Alfa Centauri, al caminar entre los cráteres de lava.
He perdido la cuenta de hace cuántos eones existo. Pasado unos cuantos milenios pierdes el concepto del tiempo. Ya todo da igual. Contemplar a los humanos es lo único que me hace sentir que hay movimiento.
En la cuarta dimensión, la noche y el día son lo mismo. En la tercera dimensión hay diferencias, maravillosas diferencias. Terminada la dialéctica, termina el devenir.
Ojalá pudieras ver los grandes cielos de figuras geométricas y los océanos de éter puro. Sobre sus aguas, los rufianes de la luz caminan perdidos, en la espera de que venga una nueva era que les devuelva sus cuerpos hechos para la violencia.
No hay mejor lugar para meditar y contemplar que alrededor de estos cráteres de lava. Alimañas y dioses vienen aquí para profundizar en su espíritu. Esto me lleva a la siguiente historia. Cuidado... Te perturbará gravemente, no es para mentes poco iniciadas, pues tuerce las normas de lo que se ha consensuado como lo real.
Te traigo:
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Cabeza de bruja
Jorge Quiñones era un limeño estudiante de teatro. Alto, guapo, de cuerpo bien formado y homosexual. Tenía como pareja a otro joven de su misma edad. Era medianamente talentoso y le aburrían las obras dramáticas tradicionales. En su corazón deseaba explorar su psiquis y cuerpo. Estaba muy interesado en escuelas místicas y diferentes de teatro, como la de Jerzy Grotowski o Sebastián Popúl.
Sus intereses lo llevaron a un extraño casting que encontró en un grupo de facebook:
Obra teatral de terror. Teatro experimental. Se presentará para un grupo privado. 933427773.
Solo decía eso. Aunque era algo tremendamente vago para un casting - daba la impresión de ser algo poco serio o profesional-, llamó su atención y telefoneó.
Le contestó una voz sumamente rasposa. Esta le explicó que la obra era sobre un grupo de hechiceros que hacen una serie de prácticas esotéricas para llegar a entrar en contacto espiritual con su maestro, quien está en otro plano. Le explicó que se realizaría mucha expresión corporal y ante todo se buscaría el trabajo interno. La paga era buena y la presentación sería solo una vez, para un grupo de extranjeros. Así mismo, también se remunerarían los ensayos. Además, le señalaron que tenía que pasar una audición. La dirección era en una metida calle en el misterioso distrito de Lince, lugar en donde los seguidores del ocultismo saben que se realizan varios terribles aquelarres secretos.
Jorge acudió al día siguiente, en la noche. Le abrió la puerta un hombre alto, fornido, de barba rojiza y de apariencia extranjera. El hombre le habló en inglés con acento irlandés. Jorge indicó que no le entendía. Por ello, el desconocido solo dijo "Pase, pase", en un español muy mal pronunciado.
Subieron en silencio hasta un tercer piso, en donde había una amplia terraza muy elegante. Allí se encontraba un grupo de 5 personas, 3 mujeres y dos hombres. Jugaban con cartas españolas a un juego desconocido y de reglas complicadas. El grupo a penas lo miró.
El extranjero barbudo lo llevó hasta una puerta. Quedándose afuera, le indicó que pasara. Allí había una mujer mulata de tez clara y de ojos verde color lapislázuli.
- ¿Jorge Quiñones?
- ¿Qué tal? Soy Katya Robles. Mucho gusto.
Se dieron la mano y lo hizo pasar a una sala de tamaño mediano, de piso de madera. Tras decirle unas palabras vagas, Katya le explicó que el casting consistía en que le pondrían música y él iba a bailarla de manera improvisada. Ella explicó que quería ver su improvisación corporal.
La música eran tambores y una voz femenina que cantaba en un lenguaje conocido, ya desaparecido hace miles de años. Jorge rápidamente entró en una especie de trance y sin darse cuenta danzó en un estilo muy similar al de las bailarinas hindús. Acabó agotado y con mareos. Le agradecieron y le indicaron que ya le comunicarían si había sido seleccionado.
Esa noche tuvo una larga y extraña pesadilla. Soñó con homos
Ciudad de Caral |
¡Despertó cubierto en sudor! Al lado, su pareja sentimental dormía profundamente. Fue a la cocina y bebió una cerveza. Sintió una profunda necesidad de volver adonde fue la audición. Tenía un imperioso deseo de volver a ejecutar la esotérica danza.
A la mañana siguiente lo llamaron para decirle que había sido aceptado en la obra.Durante el día los recuerdos de su extraño sueño lo tuvieron muy aturdido. Poco sabía que su siguiente sueño serían aún más extraño.
El día del primer ensayo fue al mismo lugar de la audición. Nuevamente le abrió el hombre barbudo. Subió hasta el tercer piso, donde se encontraban las 3 mujeres y los dos hombres. Estos no jugaban, esta vez, con cartas españolas, sino con un tarot Rider White. Ingresó al mismo espacio de la otra vez. Allí dentro habían siete personas, 4 hombres y tres mujeres. Katya le alcanzó una maya negra de cuerpo completo, lo mismo que usaban los otros. Le indicó que se lo ponga.
- Vamos a ensayar todos juntos.
Pusieron la música de la otra vez. Todos entraron en un extraño trance. Poco a poco comenzaron a danzar sincronizadamente, hasta que se armó una estética y compleja coreografía. Bailaron casi por una hora.
Esa noche a Jorge le costó conseguir el sueño. Una vez dormido, soñó cosas muy extrañas. Estaba volando sobre los andes en medio de la noche. En eso mira, hacia arriba y ve a una Uma. Jorge había escuchado a sus abuelos cuzqueños sobre dicha entidad. Se trataba de una cabeza flotante de mujer, de largos cabellos, que busca destruir a los varones. Existen muchas Umas escondidas por todo el altiplano peruano, que durante el día permanecen pegadas a su cuerpo, pero algunas noches se separan para salir a volar y destruir a sus víctimas.
La Uma bajó la cabeza, le lanzó un beso volado y se comenzó a reír. Jorge entró en pánico y despertó en medio de su cama. En eso, su sábana comenzó a levantarse, y apareció la Uma riendo y flotando sobre él. Él gritó de terror y volvió a despertar. Había sido otra pesadilla.
Al día siguiente, fue al ensayo. Nuevamente le abrió la puerta el hombre barbudo y de nuevo subió al tercer piso. Katya lo hizo pasar al lugar de los ensayos. Dentro estaban sus otros compañeros de baile, todos tenían cara de cansancio, como si también hubieran dormido mal.También estaban dentro las personas que estuvieron las otras dos ocasiones sentadas jugando cartas-
Entonces, se escuchó cómo Katya cerró la puerta con llave, por fuera. Las 3 mujeres y los dos hombres - aquellos que estuvieron jugando con las cartas españolas y el tarot- estaban sentados en el piso.Uno de los varones dijo: Hoy dirigiremos el ensayo nosotros. Una de las mujeres burlonamente preguntó: ¿Qué pasa? ¿Durmieron mal?
Todos se asustaron, incluido Jorge. ¡Todos habían soñado con la Uma!, se le reveló intuitivamente. ¡Todos tenían miedo porque la mujer que acababa de hablar tenía el mismo rostro que la cabeza voladora del mundo onírico!
La cabeza de las tres mujeres se desprendieron y comenzaron a volar por toda la habitación. Todos comenzaron a correr gritando llenos de terror dentro de la habitación. Los otros dos hombres, aliados de las Umas, comenzaron a sufrir una transformación. Sus cabezas comenzaron a crecer en forma cónica. Eran sacerdotes paracas.
- ¡Umas!- dijo uno de los de cabeza cónica-. ¡Dejen de jugar con ellos! ¡Hagan su labor!
... Y las Umas comenzaron a pronunciar su terrible hechizo sobre todos los bailarines.
Un año después, en las secretas catacumbas precolombinas de una casona antigua limeña se escuchaban las risas de una Uma. El poderoso hombre de la casona descendió al subsuelo, acompañado de sus súbditos. Ingresó hasta una cámara sagrada iluminada con antorchas.
Los que fueron 4 hombres y 3 mujeres amantes de las tablas - en los que estaba incluido Jorge-, ahora eran unas bestias felinas y peludas, que no se podía distinguir de qué género eran -femenino o masculino-.Los dos sacerdotes paracas que participaron en el ataque de la zona de ensayos ingresaron con sus telares más finos. Ambos comenzaron a tocar unos tambores y cantar de la misma forma que sonó en la grabación de la audición.
Las bestias comenzaron a danzar la impía coreografía de invocación a los antiguos dioses. El hombre poderoso miró con deleite el baile y recordó la era pasada, cuando gobernaba la gran ciudad de Caral.
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¡Qué agradable es estar en la cuarta dimensión y ver todo lo que los demás no pueden ver! Hay un mundo oculto detrás del evidente. Y otro aún más oculto tras de ese. Los rufianes de la luz se han puesto a danzar al ritmo del baile de los sacerdotes paracas. Es muy divertido verlos.
Jorge quiso embarcarse en algo nuevo y diferente. Nunca pensó que sus sueños terminarían por volverse realidad, literalmente.
Hasta un próximo encuentro. ¡Nos vemos otro día que vengas a visitarme a la cuarta dimensión!