sábado, 23 de noviembre de 2019

Y el virrey danzó

¡Has vuelto! Sabía que te seduciría mi anterior relato. ¿Qué pasa? ¿No le temes a la locura? Deberías...
Yo, Alpha Centauri, vigilante de la tercera puerta del infierno, lo veo todo y lo sé todo. Existo en la cuarta dimensión. Me encontraba jugando ajedrez con un repugnante monstruo de cuerpo trapezoide, amarillo fosforescente con venas anaranjadas. Está cubierto de ojos y a pesar de ello es ciego. Solo nota los cambios de luz. Ve con el poder de su mente. Bueno, no tiene mente, tiene... otra cosa que no comprenderías. 

Esta vez viajemos al virreinato del Perú. ¡Vaya época! ¡Santa Rosa de Lima, santa inquisición y sectas secretas! Con cada palabra que lees, siento que me fortalezco. Pero da igual, me importa más mi juego de ajedrez. Este monstruo repugnante es buen jugador, pensar que alguna vez fue humano, como tú. 

Que empiece el relato: 
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"Y el virrey danzó"

Era 1618. El Virrey del Perú era Francisco de Borja y Aragón.
Virrey Francisco Borja y Aragón
Había pasado un año desde la muerte de Santa Rosa. Todo parecía que la iban a proclamar santa. Al morir, el pueblo casi le arranca la ropa solo para tener un trozo de tela como reliquia religiosa. 

El poder espiritual de esa mujer era impresionante. Y él era ateo, totalmente. Aunque claro, no se lo podía hacer saber a nadie. Es más, para llegar al poder era miembro de la Orden de los Caballeros Rojos. Un grupo de poderosos entregados a prácticas paganas. Él solo era parte de eso por los contactos, nada más. 

Santa Rosa ha muerto. Bien. Que el pueblo se ahogue en religión, así está más controlado. Se sirvió un poco de ron. Le encantaba el ron. La embriaguez era algo delicioso para él. 

Salud por mí, dijo brindando con la pintura de su antecesor el virrey Juan de Mendoza y Luna. Tras beberse tres cuartas partes de la botella se recostó y entró en un profundo sueño. 

De las sombras emergió una rata gorda humanoide que camina en dos patas y del tamaño de un gato, un pato con ojos de humano y patas de gallo, tres vampiras muy hermosas de frondoso cabello negro y apariencia gitana y un brujo de sangre celta, muy barbudo y pelirrojo. Deambularon por la habitación revisando todas las cosas del virrey. Luego se pusieron a danzar. La rata sacó su smartphone y les dijo: ¡Gente, una foto! 

La rata le solicitó a una de las vampiras su palo de selfie. Lo uso para su celular y todos se tomaron una foto. La cara del virrey estaba para un costado, no se veía bien. El pato con una ala lo enderezó. Ahora sí, dijo la rata. Y se tomaron varias fotos. Antes de irse una de las vampiras tomó un poco del ron. Entonces, todos los seres se metieron a las tinieblas y desaparecieron. 

A la mañana siguiente el virrey Francisco se despertó. Había un extraño olor rancio en la habitación. ¡Qué extraño!

Ese día no quería hacer nada. Se quedó en su habitación. Pensó en poesía. Tal vez en un futuro haría un poemario con temática cristiana. El no creía, pero daba igual,lo importante era expresarse y a que le gente le guste.  

Esto de ser virrey le aburría. Cogió su botella de ron y notó que había un poco menos. Seguro tomó más de lo que pensó. Entonces, pensó que lo que necesitaba para animarse era una mujer. Mandó a pedir una esclava para abusar de ella, pero no había ninguna disponible. Dijo que no importaba y se metió a la cama. Se puso a pensar qué sería del virreinato en el futuro. Intuyó que todo se iría al diablo. Caería el reino de España. Caería el virreinato. Caería todo. Todo se fragmentaría como un caleidoscopio. Algún día Europa no sería la Europa que conocía. Los reyes caerán, pensó. Pero no hoy ni mañana. Pensó en Santa Rosa y quiso orarle para pedirle que se caiga Europa y América entera y así verse libre de las cadenas de  la estructura social. Pero no oró porque no tenía fe. Tenía una mente materialista. Sintió en su  ser que algún día el poder eclesiástico caería. ¡Todo da vueltas! ¡Nada se sostiene!¡La vida es incertidumbre! ¡Y él en medio de todo!Se sentía como un farsante.  Solo quería que lo dejaran en paz y no venga alguien a quejarse de cómo van las cosas en las minas. 

Tras tontear todo el día, llegó la noche y se durmió, nuevamente ebrio. De una de las esquinas más oscuras salió el pato con ojos humanos y patas de gallo, fumando un habano que hurtó de Fidel Castro, en el futuro. 

- Este virrey para borracho, ¡cuac! 

Saltó a una silla y desde la ventana miró la plaza de armas. Caballos por todos lados. Había venido a mirar. ¡Qué diferente con la Lima del 2019! Entonces, ¡tuvo una idea! Colgando al lado de cuerpo tenía un pequeño morral. Con una de sus flexibles alas sacó su smartphone y llamó a sus amigas las vampiras. 

- Ey. ¿Cómo que quién es? Soy yo, el pato, no me obligues a decir mi nombre prohibido ¡cuac! Estoy donde el virrey Francisco. No Francisco Pizarro, ¡Francisco de Borja y Aragón!, el de la otra vez. ¡Tuve una idea! ¡Vengan! ¡Acá les digo! Les va gustar. 

Las tres hermanas vampiras fueron rápidamente. El pato siempre era muy divertido. El ave les explicó el plan: Llevarían al virrey al futuro, de paseo. 

- ¡Cuac! ¡Despierta bobo! 
- Háblale bien, pato.
-Sí, sí. ¡Despierta, virrey! 

El virrey abrió los ojos y observó al pato parlante y a las tres bellas vampiresas, que convenientemente enseñaron sus colmillos. 

El virrey gritó pero el pato había realizado un hechizo para que no se escuche nada afuera de la habitación. 

- Escucha virrey. Esto no es real, ¡es un sueño!¡Estas vampiresas son el lado femenino de tu inconsciente! 
-¿Inconsciente?
-Pato, él no sabe qué es eso. 
- Ah verdad, verdad... Eh... Somos un sueño, eso es todo. Vas a hacer un viaje a Lima del futuro. 
- ¿Es un sueño?
- Soy un pato que habla, ¿cómo podría ser real algo así? 
- Tienes patas de gallo. 
- Y tu eres borracho. 
- ¡Pato, no jodas al virrey!
- Sí, sí. Digo, así somos los patos del mundo de los sueños. 

Las tres vampiresas se acercaron coquetamente. El virrey no podía sacar la vista de sus colmillos. 

- ¿Qué son ustedes?
- El virrey no sabe nada de Drácula, chicas - dijo el pato tirando al piso la ceniza de su habano. 
- Somos... seres mágicos del país de los sueños. 

Entonces de entre las sombras emergió uno de los condes del infierno. Un ser de forma humanoide, cuernos rojos, pero en vez de ojos tenía un agujero. 

- ¡Uy mierda, la cagada! ¡El conde Baba'Ra! - dijo el pato, escondiéndose detrás de una de las sexys vampiras. 

Las vampiras le explicaron lo que iban a hacer. Pensaron que iban a ser  todos castigados, pero el conde infernal se rió y dijo:

- Les doy permiso, estaré mirando desde la cuarta dimensión. ¡Será divertido!

Y el conde se esfumó riéndose. 

- ¡Bien carajo, no nos eliminó! - dijo el pato metiéndose un trago de ron. 

El pato recitó las palabras mágicas y se abrió el portal. Se metieron todos. Al virrey lo metieron de un jalón. 

El viaje fue a través de la cuarta dimensión. Pasaron por figuras geométricas imposibles y colores que los humanos desconocen. Un infinito enloquecedor en que los sonidos son imágenes y las imágenes son energía. Entonces, se abrió un portal y aparecieron en el año 2019, en el emporio comercial de Gamarra. 

- Una docena de calzoncillos a diez soles - gritó una voz. 
- Pase por aquí amigo, caballero, buenos precios - dijo otra voz. 

- ¿Qué es esto? - preguntó el virrey. ¡Cuánta gente! ¡Por todos lados hay telas! ¿Esto es el Medio Oriente?
- Es Lima del 2019 - le dijo el pato. 
- La gente no se sorprende de tu apariencia, pato - dijo el virrey. 
- He realizado un hechizo sobre mi persona. La gente al verme ve a un hombre guapo y elegante. 
El pato no lo dijo, pero había realizado un hechizo sobre las vampiresas para que puedan caminar bajo el Sol. 

Un niño miró al virrey con la boca abierta. 
- Oye causa, ¿de qué estás disfrazado? ¡Una foto, pe!

El niño sacó su celular y se tomó foto con una mano. En la otra levantó uno de sus dedos pulgares. Luego, se fue rápidamente. 

- ¿Qué fue eso? - preguntó el hombre del pasado. 
- No se preocupe - dijo una de las vampiresas-. Solo que estás vestido diferente a los de esta época. ¡Vamos a comprarte ropa! 

Llevaron de paseo al virrey por las galerías. Le compraron un polo con una foto estampada del rockero Peter Suarez Vertiz, unos jeans y zapatos. Luego, le compraron un ceviche de una de las carretillas. Le gustó mucho. Los cuarto salieron antes del anochecer de Gamarra y subieron al tren eléctrico con dirección a Villa El Salvador. 

Tras pasear unas horas, fueron a un concierto de salsa. Se presentaba Josiman y su Magicbú. La música le encantó al virrey quien sorprendentemente captó el ritmo del baile de manera rápida. Bailó con las tres vampiresas, quienes también se divertieron mucho. Incluso a una ellas él virrey le comenzó a parecer un poco lindo. El pato aprovechó para tomar una foto. 

Tras un par de horas, el pato dijo que harían un salto espacio- tiempo de unos días a otro lugar. Aparecieron en la Alameda Chabuca Granda. El virrey quiso hacer una pregunta, pero una de las vampiresas le dijo Shhh... el show va a empezar. Y comenzó el espectáculo de los cómicos ambulantes. Los chistes y burlas eran tan fuera de serie para el virrey que casi se desmaya de la risa. El pato se sorprendió que le diera tanta risa, y le tomó otra foto. Acabé el show  e hicieron otra teletransportación, ahora a la plaza de armas. 

El virrey Borja y Aragón se sorprendió de que todo sea asfaltado. Las familias caminando y la gente sentada comiendo en las escaleras de la catedral. 

- Así que tenía razón, esto ya  no es España. 
- No virrey, dijo el pato. No lo es. Es otra cosa, otro mundo totalmente diferente al que conoció. 
- ¿Ya debo volver?
- Sí. 
- Antes de irme, pato, quiero probar algo que le escuchado a la gente en la calle. ¡Dame a probar una chela!

Tras beberse una cerveza, se abrieron los ojos del virrey en su cama. Poco a poco el sueño se fue desvaneciendo y no recordó nada de lo sucedido. Aún así, no sabía porque se sentía diferente. Solo se paró en su balcón a mirar la plaza de armas, sin saber qué buscaba allí. 

Mientras, en el infierno, el Conde Baba'Ra se tomaba una cerveza peruana y reía a carcajadas mientras miraba en su Whatsapp las fotos que le envió el pato del paseo del virrey. Luego, dejó de lado su risa, se sentó con sus piernas cruzadas y retornó a su práctica de meditación en medio de los cráteres con lava. 

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- Jaque Mate. ¡Gane!

Siempre le gano a ese monstruo. Los juegos de meza son unas de las cosas con las que nos entrenemos por aquí. Otra evidentemente es invadir los sueños y mente de los seres humanos. ¿Sabes lo que te sucede cuando duermes? ¿Te has puesto a pensar? Tal vez viajas a otros lugares. Tal vez seres impíos juegan contigo. ¿Qué es de ti si no recuerdas lo sucedido? ¿Habrán entidades fuera de la realidad que te observan y se ríen de ti? A lo mejor si te quedas en silencio escuches su risa. 

Vuelve luego y te contaré otro relato. 









Cuerpo roto I: Ratas de Magdalena

El cuerpo roto I
Ratas de Magdalena


¡Déjame contarte terribles secretos que solo son conocidos por las alimañas infernales! ¡Te advierto que la historia que te contaré está basada en hechos verídicos! y pueden... no, ¡te llevarán a la locura! ¡Estás advertido!

 Mi nombre es Alfa Centauri. Soy uno de los guardianes de la tercera puerta del infierno, pero no hablemos de eso.  Me es muy difícil bajar a la mentalidad de los humanos. !Si solo vieras el palacio donde habito, entonces te darías cuenta que tu realidad habitual de buses, basura callejera, edificios de oficinas y demás son una gran nada! Será mejor que te hable de burdeles, borracheras colectivas de personas bebiendo licor y partidos de fútbol de mierda. ¿Eso es lo que te gusta verdad? Sino a lo mejor  prefieres que hable cosas morbosas de las parejas que veo haciendo el amor todas las noches, con su pareja o su amante. Yo habito en la cuarta dimensión. Para mí todo sucede a la vez. No dhay un más allá, ni antes ni después.... ¿ Esto es Demasiado para ti?

Me conviene que me leas. Solo así me regeneraré y entonces... bueno, después de tantos eones, me da igual. Ya luego te hablaré sobre mí. Ahora, lo que tengo para ti es una exquisita historia que te helará la sangre. ¿Has venido por un relato, verdad? Entonces ven, viaja mentalmente conmigo hacia la cuarta dimensión, y déjame mostrarte aquello que llamo: "Ratas de Magdalena"

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Ratas de Magdalena

Mariela había nacido en cuna de oro. Todo había sido comodidades hasta que una cruel y rara enfermedad le quito la vida a su padre. Entonces, con su madre se mudo a casa de su abuela, en el distrito de Magdalena, dejando atrás la mansión en la Planicie. De su nueva residencia al menos disfrutaba de la vista del mar.

Poco a poco se fue acostumbrando al barrio. Sobretodo cuando conoció a Claudia, otra adolescente de su edad que también era lesbiana. Mariela nunca antes había podido disfrutar de su tendencia sexual, así que Claudia fue ¡un despertar!

Pasado el año, estaba feliz en ese distrito, hasta que pasaron los abominables y heréticos sucesos que desencadenaron al caos.

Un día, comprando en el mercado de Magdalena algo negro cruzó frente a ella. Extrañada, se acercó. Descubrió a una rata gorda, del tamaño de un gato, parada en dos patas. Su rostro tenía cierto matiz humanoide.

- Hola linda - le dijo la rata-. ¿Deseas divertirte?

Entonces la rata comenzó a reír histéricamente y se metió en uno de los puestos. Allí estaba sentada una vieja con apariencia de bruja.

- ¿Porqué esa cara de asustada, niña? ¿Te dan miedo las ratitas?- la vieja comenzó a reír.

Entonces,  ¡Mariela se desmayó! La llevaron al hospital... donde no pudieron identificar qué mal tenía. Solo una inexplicable fiebre mediana. La llevaron a casa de su abuela. Se pasaba el día en cama. Cuando dormía tenía raras pesadillas.

Veía en sueños a sacerdotes Paracas, aquellos de cabezas alargadas, con largas túnicas, sosteniendo a ratas enormes, como la que vio en el mercado. Los sacerdotes charlaban con las ratas. Hablaban de teología, filosofía y matemáticas. El sacerdote más viejo y de cabeza alargada más pronunciada, tenía en manos a una rata ciega de un ojo y rojiza. Ambos parecían los de mayor jerarquía en ese lugar.

En otras ocasiones, soñaba que la rata que solo veía por un ojo le recitaba al oído  conjuros y hechizos al sacerdote de mayor jerarquía. Conforme progresaron las semanas, en sueños vio a los sacerdotes de cabeza alargada recitar vociferando los versos, de memoria, lo que generó que se abra un portal interdimensional color violeta. Ellos se metieron por dicho portal con las ratas y desaparecieron.

Tras ese sueño, la fiebre se fue. Mariela se recuperó y retomó su contacto con su querida Claudia. Entonces, se atrevió a contarle los raros sueños a su dulce novia.

- ¡Mary -diminutivo de Mariela-, en ese mercado no hay ratas! Si hay algunas señoras mayores que venden flores, pero te aseguro que no tienen ratas infernales. Y los sueños que tuviste, no sé. Seguro leíste algo de historias del Perú. La fiebre nos hace ver cosas locas. 

Las palabras de Claudia le trajeron tranquilidad. Mariela disfrutaba de estar con su abuela y su mamá. Además, todas las tardes iba a ver el mar. Ahora que ya todo estaba tranquilo, la vida no estaba tan mal. Aunque de repente, las cosas se tornaron bizarras y peor que antes.

Poco a poco la cabeza de Mariela se comenzó a alargar y su cabello a caerse. De lo linda que era, en el lapso de un mes, su cabeza se volvió como la de los de la cultura Paracas. Se miraba aterrada al espejo. Fue al hospital y nadie se explicaba esta rareza.Para salir a la calle, comenzó a cubrir su fálico cráneo con una pañueleta . Claudia ante esta deformidad la rechazó con asco. Ya no eres linda, le dijo.

Decidida a ver qué sucedía fue a investigar al mercado. Nunca volvió a encontrar el puesto de la anciana y la rata impía. Así mismo, algo aún más extraño sucedió. Comenzó a desarrollar la capacidad de leer la mente.

Con su nueva habilidad leyó la psiquis de su abuela y  de su madre. Mariela descubrió que su mamá estuvo poniendo compuestos químicos en la comida de su padre para que enferme. Lo odiaba porque este había perdido toda su  fortuna en malas inversiones, estaba lleno de deudas; ya  no lo quería a su lado. Así mismo, descubrió que la abuela odiaba a Mariela, pues la consideraba un estorbo.

El nuevo estado físico de Mariela la había cambiado psicológicamente. La transformó en inhumana. Tomó un cuchillo. Se quitó la pañueleta de la cabeza y en medio de la noche asesinó a su madre y  a su abuela. De entre las sombras riendo apareció la extraña rata sosteniendo un libro bajo su brazo.

- Muy bien, linda. Muy bien.

La rata abrió el libro y se lo entregó a Mariela.

- Dame tu  dedo.

La rata le dió un pequeño mordisco y apareció una gota de sangre.

- Firma.

Mariela, en trance, firmó con su sangre en el sombrío libro, hecho con piel humana. La rata recitó los versos que ella había escuchado en sueños.

La alimaña riéndo entró al portal junto con ella. Tras desaparecer, del portal salieron decenas de ratas de la misma especie y se comieron la carne de la madre y la abuela. También lamieron la sangre del piso. Quedaron llenas e hicieron siesta sobre los relucientes y relamidos huesos.

Tiempo después, Claudia se arrepintió de haber rechazado a Mariela, pero no la volvió a encontrar. Parece que mudó, pensó. Esto la puso muy triste. Se paró en el malecón a mirar al mar y llorar. Mariela venía de una familia tan linda, ¡cuanto le hubiera gustado ser parte de esta!

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Espero hayas disfrutado de este relato. Mi nombre es Alpha Centauri y  me despido. Cuidado cuando vayas a comprar flores al mercado... tal vez una rata te quiera jugar una broma pesada. ¡Hasta un próximo encuentro!Te estaré esperando en la cuarta dimensión.







H.P. Lovecraft: La angustia sobre uno mismo

H.P. Lovecraft: La angustia sobre uno mismo Por Salvador Carrillo Escrito el 3/06/2020 Lima- Perú salvadorcarrillo045@gmail.com H. P...